sábado, 22 de junio de 2013
domingo, 16 de junio de 2013
CUANDO UN HABITO SE CONVIERTE EN ADICCION
¿Qué es ser adicto? ¿Cuándo un hábito se
convierte en adicción? ¿Qué variables intervienen para que una persona
se vuelva adicta? ¿Todos en potencia nos podemos convertir en adictos?
Una adicción es una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación que arrastra a la persona adicta lejos de todo lo que le rodea. Un adicto es una persona dependiente de aquella cosa que domina sus pensamientos y deseos y dirige su comportamiento, y la demanda de esa cosa se convierte en la actividad más importante de su vida.
Originalmente, adicto era quien seguía ciegamente al líder, sin criticarlo ni decirle nada (en latín a-dictio: ‘no dicción’). Luego se llamó addictus a un ‘esclavo’ por deudas. De allí addictio: ‘adjudicación, cesión al mejor postor, consagración, dedicación’.(Wikipedia).
Para algunos investigadores existiría una diferencia entre dependencia y adicción. La dependencia es el uso de una sustancia para evitar los efectos que tendría su carencia. En este sentido los diabéticos que debemos utilizar insulina constituimos un grupo dependiente. La adicción, en cambio, provocaría graves consecuencias en la vida real que deterioran, afectan negativamente, y destruyen relaciones, salud (física y mental), y la capacidad de funcionar de manera efectiva. La gente no sólo se vuelve adicta a las drogas, sino a muchas otras cosas. De hecho la palabra "adicción" deriva de un término legal romano; "adiccionarse" significa "darse a un maestro o esclavo".
La palabra fue subsecuentemente usada para describir el comportamiento de un individuo cuando está habituado y obsesivamente ha rendido el control de su vida a una experiencia, a una sensación o actividad particular. Lo cual deja en claro que la clave de la adicción es una necesidad o dependencia obsesiva y compulsiva hacia una sustancia, un objeto, una relación, una actividad o una cosa. Esto es un concepto que necesita ser aclarado. Siempre que se piensa en un adicto se lo relaciona a las drogas, al tabaco o al alcohol Sin embargo existen, hoy, en nuestra cultura diferentes tipos de adicciones: ludopatía (adicción a jugar), adicción al sexo, adicción a sectas, adicción al trabajo, adicción a la pornografía, adicción a Internet, adicción a la comida, a las telenovelas…
Seis indicadores claros del comportamiento de un adicto:
1. Un objeto de deseo. Siempre hay un objeto de deseo. Este es la sustancia, cosa, actividad o relación que conduce a la adicción, sea alcohol, comida, sexo, juego, pornografía, drogas, o cualquier otra cosa que provoque ideas obsesivas y derive en comportamientos compulsivos.
2. Preocupación. Existe una obsesión con el objeto de deseo, una necesidad de la cosa que provoca la adicción.
3. Comportamientos guiados. Existe una compulsión por reducir la ansiedad y satisfacer la obsesión que provoca el comportamiento adictivo.
4. Falta de control. La adicción siempre implica una pérdida de control sobre los pensamientos, sentimientos, ideas o comportamientos cuando aparece la cosa deseada. Incluso cuando un adicto intenta detener o cortar sus comportamientos adictivos, falla en el intento. Esta es la clave y la característica central de la adicción y la dependencia.
5. Dependencia. Hay una dependencia respecto al objeto del deseo, física o psicológica, y sólo esa cosa puede satisfacer el deseo del adicto (al menos temporalmente).
6. Consecuencias negativas. La adicción siempre va acompañada de consecuencias negativas.
¿Cuándo un hábito se convierte en una adicción? ¿Cómo establecer que algo que se realiza cotidianamente termina siendo una adicción? Es a partir de determinar si esa actividad o consumo de alguna sustancia está causando modificaciones o conflictos en nuestra vida y se sigue realizándolo a pesar de esto, en resumen, “La necesidad de hacerlo”. Todo aquello que se realiza compulsivamente para no sentirse solo puede convertirse en adicción.
La soledad, la baja autoestima, un entorno hostil, la sociedad en que vivimos son las variables que más inciden en los comportamientos adictivos. En cada uno de nosotros queda el descubrir porque hacemos lo que hacemos y si lo que hacemos le da sentido a nuestra vida.
LA SOLUCION: CONOCER LA VERDAD!
Y conocereis la verdad, y la verdad os hara libres Juan 8:32
Una adicción es una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación que arrastra a la persona adicta lejos de todo lo que le rodea. Un adicto es una persona dependiente de aquella cosa que domina sus pensamientos y deseos y dirige su comportamiento, y la demanda de esa cosa se convierte en la actividad más importante de su vida.
Originalmente, adicto era quien seguía ciegamente al líder, sin criticarlo ni decirle nada (en latín a-dictio: ‘no dicción’). Luego se llamó addictus a un ‘esclavo’ por deudas. De allí addictio: ‘adjudicación, cesión al mejor postor, consagración, dedicación’.(Wikipedia).
Para algunos investigadores existiría una diferencia entre dependencia y adicción. La dependencia es el uso de una sustancia para evitar los efectos que tendría su carencia. En este sentido los diabéticos que debemos utilizar insulina constituimos un grupo dependiente. La adicción, en cambio, provocaría graves consecuencias en la vida real que deterioran, afectan negativamente, y destruyen relaciones, salud (física y mental), y la capacidad de funcionar de manera efectiva. La gente no sólo se vuelve adicta a las drogas, sino a muchas otras cosas. De hecho la palabra "adicción" deriva de un término legal romano; "adiccionarse" significa "darse a un maestro o esclavo".
La palabra fue subsecuentemente usada para describir el comportamiento de un individuo cuando está habituado y obsesivamente ha rendido el control de su vida a una experiencia, a una sensación o actividad particular. Lo cual deja en claro que la clave de la adicción es una necesidad o dependencia obsesiva y compulsiva hacia una sustancia, un objeto, una relación, una actividad o una cosa. Esto es un concepto que necesita ser aclarado. Siempre que se piensa en un adicto se lo relaciona a las drogas, al tabaco o al alcohol Sin embargo existen, hoy, en nuestra cultura diferentes tipos de adicciones: ludopatía (adicción a jugar), adicción al sexo, adicción a sectas, adicción al trabajo, adicción a la pornografía, adicción a Internet, adicción a la comida, a las telenovelas…
Seis indicadores claros del comportamiento de un adicto:
1. Un objeto de deseo. Siempre hay un objeto de deseo. Este es la sustancia, cosa, actividad o relación que conduce a la adicción, sea alcohol, comida, sexo, juego, pornografía, drogas, o cualquier otra cosa que provoque ideas obsesivas y derive en comportamientos compulsivos.
2. Preocupación. Existe una obsesión con el objeto de deseo, una necesidad de la cosa que provoca la adicción.
3. Comportamientos guiados. Existe una compulsión por reducir la ansiedad y satisfacer la obsesión que provoca el comportamiento adictivo.
4. Falta de control. La adicción siempre implica una pérdida de control sobre los pensamientos, sentimientos, ideas o comportamientos cuando aparece la cosa deseada. Incluso cuando un adicto intenta detener o cortar sus comportamientos adictivos, falla en el intento. Esta es la clave y la característica central de la adicción y la dependencia.
5. Dependencia. Hay una dependencia respecto al objeto del deseo, física o psicológica, y sólo esa cosa puede satisfacer el deseo del adicto (al menos temporalmente).
6. Consecuencias negativas. La adicción siempre va acompañada de consecuencias negativas.
¿Cuándo un hábito se convierte en una adicción? ¿Cómo establecer que algo que se realiza cotidianamente termina siendo una adicción? Es a partir de determinar si esa actividad o consumo de alguna sustancia está causando modificaciones o conflictos en nuestra vida y se sigue realizándolo a pesar de esto, en resumen, “La necesidad de hacerlo”. Todo aquello que se realiza compulsivamente para no sentirse solo puede convertirse en adicción.
La soledad, la baja autoestima, un entorno hostil, la sociedad en que vivimos son las variables que más inciden en los comportamientos adictivos. En cada uno de nosotros queda el descubrir porque hacemos lo que hacemos y si lo que hacemos le da sentido a nuestra vida.
LA SOLUCION: CONOCER LA VERDAD!
Y conocereis la verdad, y la verdad os hara libres Juan 8:32
lunes, 10 de junio de 2013
¿Tiene Sentido tu Vida?
El
sentido de la vida se pierde porque tenemos nuestros objetivos en cosas
materiales y perecederas: riqueza, estimación, comodidades. Y cuando
nos preguntamos ¿para qué estoy viviendo? no vemos nada que realmente
valga la pena de emplear la vida entera.
¿Por qué nací? Yo no pedí venir al mundo. ¿Cuál es el sentido de mi vida? Todos nos hemos formulado alguna vez estas preguntas. Reflexionando al respecto, hay quienes reconocen que la vida es corta y procuran disfrutarla al máximo; pero en la tierra todo llega a su fin… ¿y después qué? Hay quienes viven sólo para amontonar dinero; pero después de ellos, ¿a dónde irá a parar su fortuna? Hay gente desesperada cuya vida va de decepción en decepción, y entonces terminan suicidándose porque no encuentran una razón de vivir: También están aquellos cuya loable meta es servir a su prójimo, ser buenos ciudadanos y criar bien a sus hijos. Pero, esta buena conducta sólo adquiere su verdadero sentido si se actúa con Dios y para Dios.
¿De dónde venimos y adónde vamos? Estas son las preguntas que cada uno debería formularse y ante las cuales la sabiduría humana queda sin respuesta. Pero, ¡qué felicidad! Dios nos responde. La Biblia nos explica por qué hemos sido creados, por qué estamos en la tierra, por qué hay que morir, etc. Apropiarse de las respuestas que ofrece la Biblia a estas preguntas hasta aceptarlas por la fe da un sentido a nuestra vida.
“Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:13-14).
domingo, 2 de junio de 2013
La Sanidad Interior
Hay personas que siguen atados al pasado; continúan atados a su adiccion y son víctimas de la depresión, dejándose dominar por
sentimientos de rechazo, complejos de inferioridad, ataduras sexuales,
temores, inseguridades, y además, arrastran maldiciones generacionales;
por esa razón, necesitan recibir la sanidad interior y la liberación.
Al obtener una sanidad interior significa que vamos a ser libres de todo eso que nos oprimia y nos orillaba a poner anestecia a ese dolo, pero debemos entender que no fuimos nosotros los que con nuestro esfuerzo logramos ese cambio, porque si fuera asi entonces ya lo hubieramos logrado tiempo antes, la sanidad interior no viene de nosotros, el trabajo de la sanidad interior, de cambiar una vida, de transformar un corazon y regenerar una mentalidad es unico y exclusivo de nuestro Señor Jesucristo.
Lamentablemente, cuando se habla de sanidad interior, se cree que tiene que ver con psicología y eso no es cierto. La Sanidad interior es el proceso mediante el cual una persona es liberada y sanada de heridas y de traumas del pasado producidas por otras personas o hechos. Estas heridas aun las que le impiden disfrutar la vida abundante en Cristo. Esto implica una transformación y una renovación de nuestra alma, voluntad, emociones y mente por medio de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.
La sanidad interior está relacionada con la persona y su pasado. En la vida emocional, no hay tiempo ni espacio. Lo que afectó a la persona en el pasado, haya sido en su niñez o en su vida adulta, tiene vigencia en el presente. Hay un dicho en el mundo que dice que el tiempo borra las heridas, pero eso es una mentira porque Jesús es el único que vino a sanar los corazones quebrantados, Jesucristo pagó por completo, por aquellos que vienen con heridas del pasado, Él les sana y les da una libertad completa.
Las distintas etapas de nuestras vidas, en las cuales podemos recibir heridas, son en la edad prenatal, en la niñez, en la adolescencia, en la edad adulta y en la etapa matrimonial.
No podemos esperar que el tiempo borre las heridas, porque eso no sucederá. Solamente la sanidad interior, por medio de la Palabra y la unción del Espíritu Santo, nos hará libres.
"Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos». Lucas 4.18
Al obtener una sanidad interior significa que vamos a ser libres de todo eso que nos oprimia y nos orillaba a poner anestecia a ese dolo, pero debemos entender que no fuimos nosotros los que con nuestro esfuerzo logramos ese cambio, porque si fuera asi entonces ya lo hubieramos logrado tiempo antes, la sanidad interior no viene de nosotros, el trabajo de la sanidad interior, de cambiar una vida, de transformar un corazon y regenerar una mentalidad es unico y exclusivo de nuestro Señor Jesucristo.
Lamentablemente, cuando se habla de sanidad interior, se cree que tiene que ver con psicología y eso no es cierto. La Sanidad interior es el proceso mediante el cual una persona es liberada y sanada de heridas y de traumas del pasado producidas por otras personas o hechos. Estas heridas aun las que le impiden disfrutar la vida abundante en Cristo. Esto implica una transformación y una renovación de nuestra alma, voluntad, emociones y mente por medio de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.
La sanidad interior está relacionada con la persona y su pasado. En la vida emocional, no hay tiempo ni espacio. Lo que afectó a la persona en el pasado, haya sido en su niñez o en su vida adulta, tiene vigencia en el presente. Hay un dicho en el mundo que dice que el tiempo borra las heridas, pero eso es una mentira porque Jesús es el único que vino a sanar los corazones quebrantados, Jesucristo pagó por completo, por aquellos que vienen con heridas del pasado, Él les sana y les da una libertad completa.
Las distintas etapas de nuestras vidas, en las cuales podemos recibir heridas, son en la edad prenatal, en la niñez, en la adolescencia, en la edad adulta y en la etapa matrimonial.
No podemos esperar que el tiempo borre las heridas, porque eso no sucederá. Solamente la sanidad interior, por medio de la Palabra y la unción del Espíritu Santo, nos hará libres.
"Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos». Lucas 4.18
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